viernes, 8 de junio de 2012

El camino que conduce ...


[...] La búsqueda de un sendero espiritual está cubierta de sufrimiento, no empieza con luces y éxtasis, sino con las duras punzadas del dolor, del desagrado y la confusión. Sin embargo, para que el sufrimiento alumbre una búsqueda espiritual genuina, su suma ha de ser mayor que algo recibido pasivamente desde fuera; tiene que provocar una realización interior, una percepción que socave la complacencia fácil con la que generalmente afrontamos el mundo y nos haga ver la inseguridad que se abre constantemente bajo nuestros pies. Cuando esta visión cabal alborea, aunque sólo sea momentáneamente, puede precipitar una profunda crisis personal, pues trastoca las metas y valores usuales, desbarata nuestras preocupaciónes rutinarias y convierte nuestros viejos placeres en algo tenazmente insatisfactorio. Por lo general, tales cambios no son bienvenidos al principio, tratamos de negar lo que vemos y de minimizar nuestras dudas, luchamos por ahuyentar el descontento con nuevos pasatiempos. Pero una vez que la llama de la interrogación se ha prendido, sigue ardiendo, y si no nos dejamos barrer por los reajustes superficiales ni intentamos ir tirando con una versión remendada de nuestro optimismo natural, a la larga volverá a encenderse la chispa original de la visión cabal confrontándonos de nuevo con nuestra condición esencial. Precisamente, al llegar a este punto, cuando todas las vías de escape están bloqueadas, nos hallamos listos para buscar un camino que ponga fin a nuestra inquietud. [...]

Texto: Bhikkhu Boddhi, ''La esencia del budismo''
Fotografía: Ana Cabaleiro

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