lunes, 1 de mayo de 2017

Marcha silenciosa y sentada | 3 de mayo 2017

Cuando oigo tus gritos, si agudizo mi escucha,  siento el susurro de tu sufrimiento. Te miro profundamente y comprendo que me resulta más fácil ver  tu rabia, que no la mía.
Aceptando  tu malestar, me acerco a ti, y me ayuda a comprender que los dos estamos ahí.
Cuando en mi comunidad, familia, grupo de trabajo o de amigos hay enfrentamientos  o conflicto, puedo notar el malestar que corre por mi interior. A pesar de que la bronca no vaya conmigo, aunque no sea yo el aludido, aunque nadie mencione mi nombre, yo estoy ahí, consumiendo dolor.
Cuando el conflicto estalla produce un estruendo terrible y aunque sea sólo por el ruido que emite, nos ayuda a reconocer que algo no anda bien. Puede dar pereza o miedo, pero habrá que ocuparse de ello. Cuando el conflicto subyace oculto entre banalidades, posturas y discursos, un castigo se cierne sobre nosotros. Es el castigo de la incomprensión. Dolor sin nombre. Discusiones sin destino. Sufrimiento gratuito.
Thay siempre nos recuerda que no va a ser fácil, que la hermandad es lo más bonito que podemos generar entre nosotros porque es un  fruto exclusivo del árbol del amor.
Y de la dificultad surge su esplendor.
Nuestra práctica lleva adscrita la ilusión por la vida. Siempre tenemos la esperanza de que la compasión brote e invada los espacios oscuros de nuestras relaciones. Creemos en nuestra capacidad de amar, abrazar y entender que tú sufrimiento es mi sufrimiento.
Si no me hablas, me estarás castigando con el duro reto de la indiferencia.
Si me hablas de lo que no sientes,  estarás traicionando nuestros corazones.
Si hablas descontroladamente, podrás distraer la razón, pero nunca a nuestro sentimiento.
Afrontar un conflicto no es tarea fácil, mil dudas y temores nos sobrecogen. Abrir nuestro corazón y buscar la comunicación sincera es el camino de la práctica de la Plena conciencia. Poder practicar con la Comunidad monástica de Plum Village es una oportunidad, digna de ser aprovechada. Madrid, Barcelona y Sevilla, acogerán retiros el próximo mes de mayo con una notable presencia monástica.

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