Cuando tenia tu edad estuvimos del otro lado del mar, en el ghetto de Trench Town - Kinkston. Tu jugabas con los niños, ibas a la escuela que se encontraba entre los dos barrios opuestos en zona libre; yo pintaba los muros del Home para los abuelos y abuelas sin casa. Ahora trabajas con los que no tienen nada, muchas veces ni siquiera esperanza. No sólo tu trabajo bien hecho les ayuda, también tu sonrisa, tu ternura.
Y tu presencia y fuerza. La emigración forzada aboca a milliones de personas, ellas intentan sobrevivir emigrando. No es como ayer, en el mundo de hoy, conforme al principio de quien no produce, quien no consume y quien no tiene dinero que meter en el banco, sobra, se ha olvidado que somos todos iguales en el Absoluto. ''Así que los emigrantes, los que no tienen tierra ni techo, son tratados cual desechos del sistema: como algo que hay que eliminar.'' Tú, y muchisimos mas, cada dia más, sabemos que no es así. Estar plenamente consciente de vivir en las leyes del Amor que son las unicas verdaderas. No olvidarlo en ningun momento. Presente, presente, atento en cada instante.
Fotografia: Alexianne, mayo 1988 - Sara con 6 años en TrenchTown, Jamaïca
Es una preciosa vida que sigue viva, y es una suerte!
ResponderEliminarMalos tiempos para los inmigrantes y cuanta razón llevan tus palabras, pese a que el estereotipo que quieren que asumamos es que son parte de los problemas que ahora nos atormentan. Solamente al acercarnos a ellos somos conscientes del sufrimiento que han de soportar en ese viaje a un mundo mejor. Solamente los que migran saben lo que es dejar atrás su familia, cultura, amigos, su tierra. Solamente las mujeres que cruzan la frontera de Mexico saben que el pago para acercase a EEUU es ser violadas y se preparan para ello. Solamente los que atraviesan el Sahel saben lo que es una travesia a vida o muerte. En fin, en estos tiempos en los que afloran grupos xenófobos, está muy bien que nos recuerdes tus viajes a esos lugares donde la miseria no termina de irse, esta muy bien que nos recuerdes que hay gente como Sara, a la que desde aquí le envío un beso (¡¡un beso colega!!) que trabaja desde el conocimiento de esa tremenda realidad y desde el Amor que tu y Manuel les trasmitíteis. Y está muy bien que todos reflexionemos sobre este tema, intentemos ponernos en el lugar del que emigra, por que como Ulises, estos hombres y mujeres padecen ese síndrome que sufren los que dejan su tierra en busca de un mundo mejor.
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