El equilibrio vivido como progreso es perseverencia. Solamente aquel que, incansablemente, penetra con su propio ser en los fenómenos del mundo, avanza hacia su forma real. Este progreso no empieza en principio alli donde existe total translucidez para la autocontemplación. En la perseverencia somos fieles a la tarea depositada en nosotros, de auto instrucción. Una fidelidad así nos capacita ahora para ser verdaderamente fieles, con una tarea y hacia un ser humano. Porque fiel, es aquel que en la obra continuada que lleva a cabo en si mismo, cumple lo que debe al mundo, y a las personas unidas a él por el destino.
En esos dias de julio, al acabar la semana de formación de verano de arteterapia en la Pousa, algunas palabras de R. Steiner desde mi manera de entenderlas.
Pastel: Donatienne
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